El control de vacunación en los niños es una de esas etapas por las que toda mamá tiene que pasar si quiere que su hijo crezca sano y libre de enfermedades graves que podrían hasta llegar a poner en riesgo su vida.
Prevenir estas enfermedades no es solo un deber, sino también una obligación para las madres (y también para los padres), se trata de un acto de responsabilidad en la que están actuando en pro de la salud de su hijo.
Desmontando mitos en torno a las vacunas
En torno a las vacunas se han creado ciertos mitos, muchos de ellos infundados, como el hecho de que pueden producir autismo o Síndrome de Down o algún tipo de enfermedad psicomotriz, sin embargo esto no es cierto. La manera más fácil de comprobarlo es por medio de estadísticas: casi el 100% de las personas hemos sido vacunadas, si las vacunas realmente causaran algún tipo de reacción de éste tipo, al menos el 90% de la población mundial padecería alguna enfermedad o tendrían alguna condición como el autismo. ¿Verdad que no es así?
Se debe estar claros en que los niños que tienen autismo (TDA) o alguna condición similar, es por razones muy diferentes a su proceso de vacunación, incluso podría darse el caso de niños que no han sido vacunados y aun así entran en el espectro autista.
Las enfermedades epidémicas han ido desapareciendo en la medida en la que las personas se han ido vacunando para protegerse y erradicarlas definitivamente, lo cual resulta absolutamente beneficioso para la salud mundial.
¿Cuándo debe vacunarse un niño?
Obviamente, como todo en la vida, hay un orden estipulado para el proceso de inmunización y eso es lo que se conoce como “control de vacunación”. Este orden se ha establecido debido al proceso en el que el organismo va generando sus anticuerpos.
Las vacunas se aplican desde el mismo momento del nacimiento y hasta los 14 años de edad, algunas se aplican una sola vez y otras requieren de 2 o 3 refuerzos para proteger de la enfermedad durante toda la vida.
¿Qué enfermedades se pueden prevenir con las vacunas?
Muchos de nosotros somos afortunados al no haber tenido que enfrentarnos a ninguna enfermedad epidémica, y esto se lo debemos precisamente a las vacunas. A continuación mencionaremos 3 de las enfermedades graves que se pueden prevenir con un control de vacunación adecuado.
- Hepatitis B: Esta enfermedad afecta el hígado y puede llegar a producir cáncer en niños de 1 a 4 años si llegan a contraer una infección crónica. Lo más peligroso de esta enfermedad es que puede ser asintomática hasta que ya está bastante desarrollada y ya la infección está avanzada. La vacuna se debe colocar en las primeras horas del nacimiento, antes del alta hospitalaria.
- Difteria: Es una enfermedad que causa problemas respiratorios e insuficiencia cardíaca. Solo en Estados Unidos morían alrededor de 15 mil personas al año antes de que se inventara la vacuna. Se suele colocar a partir de las 6 semanas del nacimiento.
- Rotavirus: Es una de las enfermedades más famosas, que causa diarrea severa, vómitos fiebre y por ende deshidratación. Esta enfermedad podría incluso ser letal, por eso es que se recomienda la vacunación. Se debe colocar la primera dosis a las 6 semanas del nacimiento.
Síntomas o efectos secundarios que se pueden presentar luego de la vacunación
Todos los medicamentos tienen algún efecto secundario y las vacunas no son la excepción a la regla. Es normal que se presenten fiebres (no muy altas), un poco de irritación e inflamación en la zona donde se aplicó la vacuna e incluso podría haber enrojecimiento. Si estos síntomas persisten por más de 3 días o la fiebre llega a elevarse mucho, es mejor consultar con el pediatra.
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Imagen de Amanda Mills vía Pixinio.com bajo licencia creative commons.
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